Susana Decibe
Los cambios en educación en la Provincia de Buenos Aires
La escuela secundaria argentina necesita un cambio profundo. No sólo es alto el ausentismo de los docentes y pobres sus incentivos, sino que es más grave aún el ausentismo de los estudiantes, el abandono temprano y los pobres logros de aprendizaje.
Si se piensa que esos problemas se corrigen cambiando el régimen de promoción de las materias, la evaluación y el progreso en la escolaridad, tal como lo interpreta la resolución dictada por la provincia de Buenos Aires y cambios similares en otras provincias, se comete un grave error porque se está comenzando por el final sin haber realizado un cambio profundo acerca de qué conocimientos y competencias son muy relevantes que los jóvenes aprendan, qué metodologías de enseñanza y de evaluación son más efectivas, cómo centrar el proceso educativo en la resolución de problemas y y en habilidades profesionalizantes del mundo laboral y cómo deben formarse los docentes.
Esa tarea que requiere un trabajo de investigación articulado con el mundo científico del país y del exterior es compleja y central y solo puede hacerla el Ministerio de Educación de la Nación, tal como lo establece la ley, dado que es quien fija un piso de calidad y equidad para todas las escuelas del país y regula la formación de los docentes, monitorea su cumplimiento y certifica la validez nacional de los títulos que se expiden. Esas funciones de gobierno tan relevantes han sido abandonadas y la educación argentina está a la deriva.
Por eso, los cambios vinculados solamente a la promoción de las materias y de los años de estudio, que es lo que las provincias solas pueden hacer, no mejoran ni la enseñanza ni los aprendizajes, talvez si las estadísticas, si es que los jóvenes al menos decidieran quedarse en las aulas.